Síguenos
Fagor Professional Blog | Tendencias y consejos | La gastronomía también tiene museos

La gastronomía también tiene museos

Se ha hablado mucho de museos en los últimos dí­as (y, aunque no podemos adelantaros gran cosa de momento, os aseguramos que en breve se volverá a hablar… por lo menos, aquí­). El pasado 18 de mayo se celebró el Dia Internacional de los Museos y, en la noche del 19, la Noche de los Museos, con abundancia de exposiciones y actividades en muchas ciudades que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada.

Bienvenidas sean iniciativas de este tipo, que han contribuido no poco a que la asistencia a los museos sea algo más apetecible y entretenido que aquellas visitas organizadas del cole que todos tenemos en la memoria… Pero hay una clase de museos a los que no se les suele prestar demasiada atención, y que suponemos os interesarán a los que os pasáis por aquí­: los museos gastronómicos.

¿Y qué hay en un museo gastronómico? Pues la verdad es que tienen un menú de lo más variado, porque un repaso a nuestra geografí­a ofrece ofertas para todos los gustos. Por ejemplo, en Llodio tenemos el Museo Vasco de Gastronomí­a, situado en un hermoso caserón del siglo XIX, donde podéis encontrar muestras de la evolución de las técnicas de cocción, desde los tiempos del horno de leña hasta las modernas vitrocerámicas, y una fiel reproducción de la cocina de un restaurante; los mejores cocineros vascos han contribuí­do a los fondos del museo con donaciones diversas, pero destaca sobre todo una apabullante colección de menús de restaurantes de todo el mundo que abre el apetito sólo con leerla.


«Uno de los carteles publicitarios de la colección del Museo de la Naranja, en Castellón (Archivo del Museo)»

Asturias cuenta también con ofertas interesantes, y muy tí­picas, en este sentido: el Museo del Cabrales y el Museo de la Sidra. El primero está situado en una cueva natural donde en visitas guiadas se puede conocer todo sobre la historia y la elaboración del queso más famoso de Asturias, por supuesto con degustación incluí­da. Y el segundo, situado en la Villa de Nava, a 30 kilómetros de Oviedo, ha diseñado una exposición participativa que permite a los visitantes conocer todo lo que deséen concerniente a esta bebida caracterí­stica.

Hay otros productos tí­picos de diversas zonas de España que también cuentan con pequeños pero atractivos museos: en la localidad madrileña de Villaconejos está, como no podí­a ser de otro modo, el Museo del Melón, que no se limita a informar sobre esta fruta, sino que hace mucho hincapié en la vida de las gentes encargadas de su cultivo y recolección. Algo parecido es lo que ocurre en la localidad de Burriana (Castellón) donde el Museo de la Naranja cuenta la historia de la industria tradicional dedicada al cultivo de este cí­trico, y ofrece como atractivo especial un archivo de 6.000 documentos, entre fotografí­as, etiquetas y papel de seda, que suponen todo un testimonio histórico y cultural. Y en la iglesia de San Juan, en Mayorga de Campos (Valladolid), se encuentra el Museo del Pan, creado, según indican sus promotores, para dar a conocer la historia de este alimento, de gran tradición y calidad en la zona de Tierra de Campos.

Algunas empresas gastronómicas con solera han creado también sus propios museos. Es el caso de la casa Valor, que muestra toda su tradición chocolatera en su Museo del Chocolate, enclavado en la localidad alicantina de Villajoyosa, que guarda una amplia colección de objetos y recuerdos relacionados con su producción y fabricación.

Muchos museos de este tipo se reparten por toda la geografí­a nacional; de hecho, demasiados para un solo post, así­ que quédese para otra ocasión reseñar algunos de los que nos hemos dejado en el tintero… Sin contar los que hay repartidos por el extranjero, algunos de los cuales son dignos de visitarse. ¿Conocéis alguno que ningún aficionado a la gastronomí­a pueda pasar por alto?

Deja un comentario.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *