En la época navideña hay algunas noticias con cierta tendencia a repetirse de forma inalterable: los menús de Navidad, las campanas de Fin de Año, y el roscón de Reyes. Sobre todo en televisión, parece que todos los informativos del país tienen lista su noticia donde visitan a alguna pastelería tradicional para que es cuenten paso a paso la receta y la técnica para la elaboración del roscón (es para preguntarse si no será la misma noticia, repetida año tras año, pero no hay que ser mal pensados).
Con tanta información, difícil será desconocer que el roscón es un manjar de origen español, que tiene esa forma en honor a la corona de los tres Reyes Magos y que la fruta escarchada representa las joyas de la corona. Pero el roscón hace tiempo que ha traspasado fronteras, y en algunos países latinoamericanos como Argentina o México, está tan presente como en nuestro país, o todavía más. De hecho, este año se ha elaborado en México el roscón (o rosca, como lo llaman ellos) más grande del mundo, con más de 9.000 kilos de peso. Esta afición no sólo hay que mirarla dentro del panorama festivo o gastronómico: es uno de los puntales con que el gremio de panaderías industriales cuenta para recuperarse de un año en el que las ventas han descendido, fenómeno que, nos tememos, no es exclusivo de ese país.
Por otra parte, el creciente número de latinos que emigran a Estados Unidos parece estar provocando una creciente popularización del Roscón: una panadería mexicana ubicada en Los Angeles (California) declara vender hasta tres mil roscones en estos días, tanto para los mexicanos que viven en Los Angeles como para los que se han instalado en otras zonas, pero no renuncian a celebrar la Noche de Reyes con todos los aditamentos. Al otro lado del país, hay establecimientos en Nueva York con un índice de demanda similar.
En cuanto a la elaboración del roscón, los ingredientes son muy similares a los de aquí, aunque con algunas variaciones cuando se llega a la gran polémica: el relleno. Frente a los consumidores tradicionales que lo prefieren sin nada, en España se ha popularizado el relleno de nata y el chocolate, pero al otro lado del charco encontramos otras opciones: crema pastelera, nuez, almendra, queso… Otra diferencia es que en España, ya no se considera obligatorio que quien encuentra el muñequito escondido en la masa tenga que pagar el roscón. Pero en México, por ejemplo, queda encargado de pagar los tamales para la comida del Día de la Candelaria, que se celebra el dos de febrero.
Tanto a un lado como a otro del Atlántico, os deseamos a todos una estupenda noche de Reyes. Y mucho, mucho roscón. Si sobra, no pasa nada, porque cualquier aficionado a este dulce sabe que cuando se pone duro basta con mojarlo en una taza de chocolate o café con leche para que recupere su esponjosidad… y esté mucho más bueno.
QUIERO un roscón de chocolate, 46 de nata y unos pocos de crema como unos 126.
¡Tienes buen apetito! 😉