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¿Conocéis nuestras plegadoras? (o cómo doblar 180 kilos de ropa en una hora)

La inauguración de nuestro nuevo showroom, de la que ya os hablamos extensamente aquí­, está produciendo un fenómeno curioso: algunas de las máquinas que en él se exponen se convierten en estrellas de la visita, porque es la primera vez que muchos de los asistentes tienen la oportunidad de verlas en persona. Aunque sepan de antemano para qué sirven, aunque ya conozcan todas sus funciones, su presencia en directo llama la atención mucho más que en las páginas de un catálogo.

Es el caso de la planchadora-secadora de rodillo expuesta en el área de Lavanderí­a. No es para menos: estas máquinas impresionan por su tamaño, e impresionan aún más cuando se ven en funcionamiento. Resultan imprescindibles para que los establecimientos hoteleros, o las empresas que dan servicio a los mismos, puedan manejar las cantidades ingentes de ropa plana con que tienen que vérselas dí­a tras dí­a. Encargar a un equipo humano el trabajo de plancharlas y doblarlas supondrí­a un gasto considerable en personal; así­ que corre a cargo de los diferentes modelos el ocuparse de esta tarea, de forma que los clientes se las encuentren como nuevas. Y, desde luego, se encargan, como demuestra su capacidad máxima de planchar y plegar hasta 180 kilos de ropa en una hora.

Existen diversos modelos, cada uno con función y capacidades especí­ficas, pero en todos ellos las prendas introducidas aparecen en la bandeja de salida pulcramente dobladas, como acabadas de salir de la tienda. Han sido pensadas para trabajar en el espacio más reducido posible y agilizar al máximo el proceso de secado y planchado. Verlas en funcionamiento tiene algo de hipnótico, como podéis comprobar en este ví­deo donde una plegadora deja impecable un cargamento de ropa plana:

La excepción en las prendas que pueden ser introducidas en ella la constituyen las toallas, que por su superficie rugosa, disponen de un modelo especí­fico para su plegado:

Los elementos de menor tamaño, como las servilletas, también se benefician de este proceso de plegado. Podrí­a pensarse que doblar una servilleta no es para tanto, hasta que se reflexiona en todas las que se ensucian y arrugan en un hotel de cientos de habitaciones, o un establecimiento de grandes dimensiones, como pueden ser los servicios de restaurante y cafeterí­a de un centro hospitalario.

La temperatura y la velocidad de trabajo se controlan mediante un microprocesador electrónico, y pueden enfrentarse con diversos niveles de humedad en la ropa que procesan. No es de extrañar que estas máquinas tengan un atractivo especial para quienes las conocen por primera vez, sobre todo si se considera que todo su trabajo se hací­a, antiguamente, a mano… La automatización pocas veces ha demostrado ser más práctica.

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