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Fagor Professional Blog | Tendencias y consejos | La dieta mediterránea es cosa de dos… continentes 

La dieta mediterránea es cosa de dos… continentes 

Parece que el reciente descubrimiento de los restos arqueológicos de un barco en la costa de Chipre ha servido para volver a traer a la actualidad el concepto de «dieta mediterránea». ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra? La explicación está en el contenido de las bodegas, que se encontraba en un excelente estado de conservación a pesar de los 2.500 años transcurridos desde el naufragio, y que ha permitido identificar muchos de los alimentos transportados a bordo, entre ellos: trigo, aceitunas, y vino.

Los restos fueron descubiertos en 2007 por unos submarinistas aficionados, pero no ha sido hasta ahora cuando el equipo de arqueólogos encargado de su estudio ha comenzado a publicar los resultados de sus investigaciones. La gran cantidad de huesos de aceituna encontrados sitúan a este alimento como una de las provisiones habituales de las tripulaciones de la época, lo cual, junto con los restos de vino y trigo, ha hecho que los arqueólogos hablaran ya de la presencia de la «dieta mediterránea» por aquel entonces.

Pero no hay que analizar exhaustivamente esta información para darse cuenta de que aquí­ falta algo. ¿Dónde están los tomates? ¿Los pimientos? ¿Las patatas? No se trata de que los siglos bajo el agua los hayan hecho desaparecer, sino de que, como todo el mundo sabe, estos alimentos no existí­an en la zona del Mediterráneo en esa época. Los tres son originarios de Sudamérica y fueron Colón y los demás conquistadores los que los trajeron a Europa, junto con el maí­z o el cacao. (En cambio, otros alimentos consignados por los cronistas de la época, como las iguanas o el oso hormiguero, no tuvieron tanto éxito en su exportación… y eso que estamos hablando de una época de paladares poco refinados: el desayuno de los marineros españoles consistí­a en ajos crudos). Pero el traslado se produjo también en dirección contraria, y en tierras sudamericanas comenzaron a cultivar y consumir arroz, trigo, caña de azúcar, aceitunas, vides, zanahorias, lechugas, perejil, cebollas, ajos, berenjenas o acelgas, entre otros alimentos.

Está claro que, polémicas sobre la colonización aparte (no creemos que este blog sea el marco más adecuado para hablar de eso), el intercambio de materias primas supuso que la manera de comer se revolucionara en casi la mitad del mundo conocido por aquel entonces. ¿Podemos hablar entonces en propiedad de «dieta mediterránea», cuando algunos de sus componentes principales no se conocieron aquí­ hasta hace poco más de 500 años? Quizás fuera más adecuado definirla como «dieta globalizada», como el primer paso de un maridaje de alimentos que actualmente, gracias a las inquietudes y la experimentación de chefs de primera fila de todo el mundo, está más vivo que nunca. La verdad, hoy en dí­a, ante las imágenes culinarias que nos sugiere la palabra «Mediterráneo» cuesta imaginarse a aquella tripulación de Chipre sin un triste pimiento que llevarse a la boca…

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