La creciente afición por la cocina que estamos viviendo en nuestro país ha disparado el interés de muchas personas por acercarse a los fogones. Entre estos nuevos entusiastas los hay que aprenden por su cuenta, a golpe de puchero y libro de recetas. También los hay que se apuntan a cursos especializados, confirmando que nunca se es demasiado mayor para aprender a cocinar.
¡Pero es que tampoco se es nunca demasiado joven! Los cursillos de cocina para niños y adolescentes se están posicionando cada vez más como una actividad interesante para que los pequeños de la casa ocupen su tiempo libre y, de paso, vayan conociendo la importancia de una buena alimentación y lo divertido que puede ser cocinar.
Por ejemplo, en Barcelona la cocinera y profesora Eulalia Fargas ofrece sus cursos de cocina para niños y adolescentes, en una zona tan apetecible como es el mercado de la Boquería. El conocimiento y elaboración de recetas se combina con historias sobre el origen de los alimentos y sus variedades, o con la prueba de productos de temporada. Además, cada alumno se lleva a casa lo que haya cocinado, para que los padres puedan comprobar (o más bien probar) en vivo sus progresos.
En Valencia la escuela Food & Fun cuenta con cursos específicos para niños dentro de su amplia oferta de formación gastronómica. Cupcakes para Halloween (que ya anda cerca) o maneras de preparar la pasta fresca son algunas de sus opciones para que los pequeños se acerquen a los fogones de la manera más instructiva y divertida posible. Y en Madrid, Cooking Club cuenta también con un curso específico con platos de lo más interesante –pasta, pizza, hamburguesas, entre otros muchos– para estos sectores de edad. En la misma ciudad, la escuela de cocina Alambique programa también cursos de cocina centrados en galletas, tartas y cupcakes.
Además de cursos, también hay libros para el acercamiento infantil a la cocina: un buen amigo nuestro, Andoni Luis Aduriz, además de dirigir su restaurante Mugaritz ha tenido tiempo de publicar el libro Txiquichef, lleno de recetas al alcance de los más pequeños, profusamente ilustradas con fotografías y aliñadas con poemas y trabalenguas. Una delicia, y no sólo para el paladar.
Los tiempos, afortunadamente, han cambiado, y ha quedado muy lejos la época en la que las niñas jugaban a «las cocinitas»: hoy las cocinitas son de verdad, y en ellas participan por igual tanto niñas como niños.
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