Sevilla se pone de cine estos días, literalmente. La capital andaluza es el escenario del VI Sevilla Festival de Cine Europeo, donde hasta el próximo día 15 podrán verse más de 150 cintas para todos los gustos, desde Tamara Drewe, la última película de Stephen Frears –que estuvo en persona en la ceremonia de inauguracion– a Flamenco, Flamenco de Carlos Saura, pasando por homenajes a Manuel de Oliveira y Vicente Aranda.
Y, como ya se ha hecho en anteriores ocasiones, la oferta cinematográfica se complementa con la culinaria gracias a la celebración de las III Jornadas Gastronómicas que bajo el título Sevilla, una gastronomía de cine van a rendir su peculiar homenaje al séptimo arte.
La cosa no tiene relación con las películas de temática gastronómica de las que ya nos hemos ocupado alguna vez en este blog; se trata más bien de la elaboración de platos dedicados a algunos de los títulos más famosos de la historia del cine, que se podrán degustar en los 37 establecimientos que participan en las jornadas. Así, la oferta incluye homenajes como Sopa de ganso –crema de ave con picatostes de comino y aroma de hierbabuena– en recuerdo de la película de los Hermanos Marx dirigida por Leo McCarey en 1933; La escopeta nacional –codornices estofadas en vino tinto con gratén de patata– por la cinta de Berlanga de 1978; Morena Clara –picadillo de jamón sobre merluza– por uno de los grandes clásicos del cine español, dirigido por Florian Rey en 1936; La pasión turca –kíffte de cabrito con berenjena crujiente y mermelada de tomate sobre crema de puchero– por la cinta de Vicente Aranda de 1994; Al final de la escapada –vieira con gambas y colitas de cigala– en homenaje a la película de Godard que inauguró la nouvelle vague (aunque ¿aquí no habría quedado mejor un souffle, por aquello del título original?); o La pantera rosa –estofado de frutos rojos con espuma de yogur– por la inmortal comedia de Blake Edwards de 1963, y todas las que le siguieron.
Esta oferta de platos se divide en dos categorías: blanco y negro, centrada en la cocina andaluza más tradicional, y en color, donde se presentan platos de carácter más innovador.
Aunque, si quieren nuestra opinión, aquí se echa en falta un plato homenaje a una de las grandes curiosidades recuperadas para el festival: Spanish Dracula, de 1931. Antes de que se impusiera el doblaje, Hollywood tuvo la breve costumbre de rodar versiones de sus clásicos con otros actores para distribuirlos en el mercado internacional. Este Drácula se rodó al mismo tiempo, y en los mismos decorados, que la cinta de Tod Browning, con el actor cordobés Carlos Villarías en lugar de Bela Lugosi. Una verdadera rareza a recuperar, que quizás se merecía, si no un plato, por lo menos un cóctel… ¿qué tal un bloody mary?
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