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Przemyslaw Szczepanik: «»Un chef corporativo transforma el material en crudo, que es el equipamiento, en valor añadido para el cliente»»

Esta semana os querí­amos presentar a un amigo del este. Ya conocí­amos a PrzemysÅ‚aw Szczepanik que lleva dos años y medio trabajando en la delegación de Polonia Fagor Professional, pero cuando nos acompañó en la feria Host de Milán, aderezando con su talento y su simpatí­a nuestras demostraciones culinarias, nos dimos cuenta de que era una persona con mucho que contar. Sobre todo ahora que ha pasado de ser nuestro chef corporativo en el paí­s a director de ventas responsable del Norte de Polonia. Así­ que antes de que sus nuevas ocupaciones le hagan olvidarlo ¿qué recuerdos guarda de su época como encargado en Polonia de la Fagor Cooking Experience?

Las aproximadamente 300 demostraciones «calculando un poco por encima» que llevó a cabo le han servido, desde luego, para hacerse una idea muy clara de la misión de un chef corporativo, que considera «fuertemente ligada a la transmisión de la usabilidad de nuestras aplicaciones. Los chefs corporativos no sólo cocinan; su verdadero trabajo consiste en transformar el material en crudo, que es el equipamiento de cocina, en valor añadido para el cliente. El deber principal de un chef corporativo es identificar las necesidades de los clientes –lo que quieren conseguir- y encontrar una solución adecuada –cómo podemos lograr que lo consigan. Pero eso a veces se me invita a que consulte el menú del local ya equipado, para que les aconseje sobre cómo encontrar la mejor combinación de servicios».

El trabajo de Przemek como chef –sí­, así­ es cómo le llaman en la ofi– comienza en el mercado, cuando lleva a cabo personalmente la compra de los ingredientes. «Así­ me aseguro de estar usando alimentos de la mejor calidad. Y además así­ también estoy preparado por si faltan algunos ingredientes, lo que por supuesto ocurre en todas partes de vez en cuando». La preparación de los materiales y el escenario le ocupa cosa de una hora, y en las demostraciones procura prescindir de micrófono y altavoces siempre que le es posible, y mantener a los clientes ocupados e interesados, para crear un ambiente «abierto y amistoso. Les suelo asignar tareas sencillas como comprobar si la carne está hecha, colocar las bandejas en el horno o remover la salsa».

Un aspecto que Przemek considera básico en las demostraciones es saber adaptar los platos que se preparan en cada una al tipo de cliente: «por ejemplo, para un restaurante a la carta preparo un plato apetitoso y elegante, y para la cocina de un hotel, platos que sean fáciles de cocinar para servir en grandes cantidades«. Aunque en ocasiones, haya tenido que llevar esta capacidad de adaptación al lí­mite. «Una vez tuve una presentación para un restaurante que acababan de abrir en la región occidental del paí­s, y decidí­ concentrar la demostración en platos de carne, ya que cuando estaba haciendo la compra me encontré con una selección estupenda de productos. Estaba planeando cocinar un asado muy sofisticado y algunos entrantes, cuando el dueño del local se me acercó y amablemente me informó de que todos los invitados eran vegetarianos…. Me excusé y fuí­ a la tienda de alimentación más próxima, que por suerte estaba a sólo cinco minutos. Cuando regresé con productos que el público podí­a considerar comestibles, empecé a cocinar. Todo el mundo quedó muy contento con cómo salió todo al final».

La última pregunta es casi obligada. ¿Qué nos puede contar a los españolitos de a pie sobre la cocina polaca? Lo primero que nos aclara es que, debido a la devastación del paí­s durante la Segunda Guerra Mundial y a los años pasado bajo el régimen soviético, su cocina cobró fama «de basarse en ingredientes económicos como patatas, nabos, carne de poca calidad». Pero lo deja bien claro: «Es una gran equivocación, y si vení­s a Polonia seréis testigos del comienzo de un renacimiento de la cocina polaca. Los platos de caza, especialmente carne de jabalí­, venado, o pato, se están haciendo populares de nuevo. Y el pescado también está volviendo: el norte de Polonia tiene uno de los lagos más maravillosos del mundo, rico en varios tipos de peces de agua dulce. Y si no te apetece comer carne o pescado, puedes probar varios platos hechos de harina, la que aquí­ llamamos pierogi».

Aunque es poco probable que PrzemysÅ‚aw Szczepanik, ocupado en sus nuevas tareas, se ocupe del menú si vamos por allí­, tomamos nota. La oferta de materia prima de primera calidad, buen equipamiento y chefs llenos de talento decididos a sacarle el máximo partido, es demasiado apetitosa como para pasarla por alto.

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