Si hay un bollo típico en los desayunos de cafeterías, bares, restaurantes y hoteles, éste es el croissant – o cruasán en su adaptación al castellano –, un dulce que se pude consumir solo o relleno, tanto dulce como salado, y que es perfecto para comenzar el día con buen pie.
Hoy te traemos esta receta para elaborar estas medialunas de hojaldre en tu horno profesional y que así tus clientes y comensales puedan disfrutar de un gran desayuno.
¿Qué ingredientes necesitas para elaborar esta receta de croissant de hojaldre para 12 comensales en tu horno profesional iKORE?
- 1 kg de harina
- 20 gr de sal
- 100 gr de azúcar
- 50 gr de levadura fresca
- 600 ml de agua
- 1 huevo
- 600 gr de margarina
Sigue estos pasos para elaborar unos deliciosos croissants:
- Tamiza la harina y mezcla con la sal y el azúcar.
- Diluye la levadura prensada con un poco de agua.
- Vierte los huevos y poco a poco añade el resto de agua hasta formar una masa homogénea y elástica.
- Deja subir la masa hasta que doble su volumen, rompe la fermentación con las manos.
- Cuando haya pasado ese tiempo, aplana hasta que tenga unos 5 cm y añádele la grasa como en el Hojaldre.
- Damos 6 vueltas sencillas o 3 dobles.
- Estira y dale forma y un grosor regular para poder recortar triángulos iguales de tamaño y peso.
- Dale forma:
- El triángulo tumbado, estirado sobre la mesa sin harina o muy poca.
- Con la punta del triángulo hacia sí mismo, empieza a enrollar desde la base, luego con las dos manos, sigue enrollando hasta llegar a la punta y separando ligeramente las manos que forman un triángulo inverso a la masa.
- Deja que doble su volumen, dispón sobre una bandeja lisa y realiza la selección Smart:
- Repostería
- Croissant
Una vez sacados del horno, ya puedes servir un delicioso croissant de hojaldre.
El origen del cruasán no es tan dulce como se puede creer
Estas dulces medialunas elaboradas con hojaldre y que es común encontrar en la mayoría de las pastelerías mundiales no tienen un origen tan dulce como su sabor nos puede hacer creer ni es Francia el país donde surgieron.
Corría el año 1683 cuando el Imperio Otomano, que en esa época avanzaba por Europa conquistando territorios en contra del Imperio Romano Germánico, avanzaba su ofensiva hacia Austria, concretamente asediando Viena. En aquel entonces, la ciudad se encontraba rodeada por una muralla casi infranqueable, por lo que la estrategia de los soldados otomanos fue la de cavar túneles bajo su terreno para llegar al centro de la ciudad.
Para pasar desapercibidos, decidieron trabajar en estas trincheras únicamente de noche, sin contar con que los panaderos de la ciudad también comenzaban a trabajar de madrugada. Éstos oyeron los trabajos de los invasores, dando la voz de alarma a la ciudad y permitiendo que ciudadanos y ejército hicieran frente al ataque otomano, cuyo único remedio fue retirarse.
Para celebrar la victoria y como venganza, los panaderos de Viena elaboraron un bollo emulando la luna creciente de la bandera otomana.
El croissant y Francia
Como es común en las recetas conocidas mundialmente, estas medialunas no tardaron en expandirse por Europa hasta que, una vez llegados a Francia, éstos se apropiaran de la receta, realizándola más hojaldrada y no es hasta casi 200 años después del ataque otomano, en 1863, cuando aparece por primera vez la palabra croissant en el diccionario francés Littré que, literalmente, quiere decir creciente, tanto por la elevación del hojaldre como haciendo referencia al cuarto creciente lunar.
En 1905 se publica por primera vez la receta en el país galo y en 1938 se incluye el término en la primera edición del Larousse gastronómico.
Su popularidad es tan grande que cada 30 de enero se celebra el Día Internacional del Croissant para dar a conocer – más aún – esta deliciosa receta perfecta para empezar el día acompañada por un café.
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