Es curioso, pero todo el mundo tiende a hablar más de San Valentín que del Día de los Enamorados, a lo mejor porque con la evolución de la sociedad y las costumbres ese nombre se ha quedado un poco cursi… Pero lo llamemos como lo llamemos, el próximo lunes es la fecha oficial para que las parejas de toda clase y condición se reúnan para celebrar su romance, o su vida en común, de las maneras más variadas. Lo que no cambia es la posición de la gastronomía como una de las maneras de celebración más aceptadas por todas las parejas, y ya están proliferando los menús de San Valentín que anuncian con la antelación suficiente los restaurantes de todo el territorio nacional.
Si el vino es un componente básico de toda comida que se precie, más si hay alguna celebración de por medio, cobra una importancia todavía más significativa en una celebración de pareja. Como entre nuestra línea de productos para restauración se incluye una completa gama de armarios para vinos, ello nos ha permitido darnos cuenta de la atención creciente que muchos locales están prestando a mantener su bodega en buenas condiciones de conservación y presentación. La afición de los consumidores por conocer y disfrutar de los vinos también ha ido experimentando un aumento constante, pero claro, llega una fecha tan delicada como San Valentín y… ¿Sabemos de verdad cómo elegir un vino adecuado para la ocasión?
Por si acaso, hemos recurrido a los expertos. A una experta concretamente, Paz Ivison, Premio Nacional de Gastronomía y una de las principales periodistas gastronómicas del país, con más de treinta años de experiencia, en los cuales ha desarrollado una especial dedicación al mundo de los vinos que la ha convertido en todo un referente en el sector. Antes que nada, aclaremos una cosa: Paz es de Jerez de la Frontera, así que siempre va a recomendar que prestemos una especial atención a finos, olorosos y amontillados. Pero, puestos a entrar en materia, reconoce que, aunque la afición por el vino no ha dejado de aumentar en España, «tal vez el conocimiento del mismo no haya experimentado un crecimiento paralelo. Hay demasiados lugares comunes que aún no hemos conseguido erradicar: el tinto a temperatura ambiente, el blanco fresco, frutal y afrutado para el pescado, el fino para las ferias, el cava para el postre… Pero en cualquier caso, que el vino esté de moda, que sea motivo de conversación o de estatus social, es positivo. Demuestra un interés que hace años no existía».
A la hora de trasladar ese interés a la mesa, sobre todo en un acontecimiento relevante donde se trata de quedar bien con la persona que más nos importa, hay muchos factores a considerar, más de los que parece: «Conviene tener en cuenta si es de día o de noche, si se está comiendo frente al mar, al aire libre, o a la luz de las velas; la estación del año, el lugar y el tipo de cocina… En resumen, lo más recomendable es tener siempre sensibilidad y considerar todos estos factores».
Quizá uno de los momentos que exigen más sensibilidad es cuando el sumiller del restaurante hace sus recomendaciones especiales. ¿Todavía hoy hay muchos comensales que piensan que es una manera de empujarles hacia los vinos más caros de la carta? «Es la asignatura pendiente del sumiller y del cliente», declara Paz Ivison. «Y aquí aconsejo no tener complejos en preguntar el precio de esa buena recomendación del sumiller con antelación, para evitar sorpresas. No entiendo por qué el cliente se muestra tan pacato a la hora de preguntar el precio, si el sumiller no tiene la suficiente habilidad para dejar entrever, sin que nadie se ofenda, el coste del vino».
Otra posibilidad para una cena de San Valentín es organizarla en casa, lo cual deja a nuestra responsabilidad comprar el vino en alguna tienda, y aquí también conviene ser selectivos, tanto en la tienda como en el vino, y acudir a bodegas o establecimientos especializados pues, sobre todo si buscamos un vino de alta gama «a veces no es fácil encontrarlos y sobre todo, no es fácil encontrarlos en buenas condiciones», advierte Paz Ivison, que señala el curioso fenómeno de la diferencia de precio entre la tienda y el restaurante, que se reduce cuanto más alta sea la categoría del vino elegido: «Las grandes botellas de grandes vinos sufren menos agresiones económicas en los restaurantes que los vinos de tipo medio o medio alto, que pueden encontrarse a precios más económicos en las tiendas. Los restaurantes deberían, en general, tener más cuidado con los precios de los vinos, sobre todo si se trata de marcas y añadas muy bien distribuidas. Evitarían el agravio comparativo que tanto molesta al cliente».
Por último, queda siempre la duda de si elegir mal un vino puede llegar a estropearnos la cena de San Valentín: «Creo que en este caso es mucho más importante elegir bien la pareja», declara Paz. «El vino se puede devolver y elegir otro. La pareja, qué duda cabe que también se puede reemplazar…¡pero estaría muy feo hacerlo en la cena del llamado Día de los Enamorados!»
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